Quien es Dylan
Tiene una historia familiar en San Francisco que se remonta a cinco generaciones. Neurocientífico. Ingeniero. Dylan siempre se ha preocupado profundamente por los demás y ha hecho de la retribución a la comunidad la misión de su vida.
Un pensador con visión futurista, comprometido a ayudar a los San Franciscanos
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Dylan es un científico, ingeniero y filántropo que ha dedicado su vida a la búsqueda incesante del conocimiento y a mejorar el mundo que le rodea. Atraído a San Francisco por su historia familiar en la ciudad, que se remonta a 1870, y por su cultura innovadora, abierta y compasiva, Dylan siente un profundo deber de servir a la comunidad y a los más vulnerables. Aporta una mezcla única de razonamiento científico, experiencia tecnológica, liderazgo y compromiso con el cambio social para abordar los retos a los que se enfrenta San Francisco.
Dylan nació y creció en Los Ángeles en la década de 1980. En su infancia, su madre trabajaba a tiempo parcial para poder cuidar de él y de su hermana mayor, Livia, mientras su padre pasaba un par de semanas fuera de la ciudad trabajando como viajante de comercio para varias empresas.
Desde muy pequeño, Dylan aprendió a ser autosuficiente y a comprender el valor del trabajo duro, por lo que aceptó varios trabajos durante la escuela secundaria y la universidad para ayudar a cubrir sus gastos. Su familia también fomentó su curiosidad intelectual y apoyó sus actividades académicas, inculcándole la creencia de que todo es posible con práctica y determinación. Tras asistir a su escuela secundaria pública, Dylan se matriculó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde se licenció en Ingeniería Eléctrica e Informática y en Ciencias Cognitivas y del Cerebro, al tiempo que investigaba en el Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT. Impulsado a seguir comprendiendo y explorando los sistemas complejos, Dylan se doctoró en Neurociencia por la UCLA.
Tras sus estudios de posgrado, Dylan se incorporó a Tesla. Desde muy joven, Dylan fue un ecologista firmemente comprometido con la sostenibilidad, influido por una suscripción a la revista Ranger Rick que le compró su madre. Además, crecer entre el smog de Los Ángeles le había sembrado el odio a la contaminación atmosférica. Pero ver la película “Una verdad incómoda” (An Inconvenient Truth) de Al Gore, le convenció de que el calentamiento global era el mayor reto al que se enfrentaba la humanidad en aquel momento y resolvió hacer algo al respecto mientras aún estaba a tiempo.
Unirse a Tesla para hacer realidad los coches eléctricos era la forma perfecta de abordar al mismo tiempo sus pasiones por la sostenibilidad, la eliminación de la contaminación atmosférica y la reducción del calentamiento global. Durante sus más de 12 años en la empresa, contribuyó significativamente al desarrollo de tecnologías innovadoras para vehículos eléctricos que revolucionaron la industria del automóvil y trabajó personalmente en mejoras de la eficiencia que evitarán cientos de miles de toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono a escala mundial.
Ahora que Tesla es un fabricante mundial de automóviles valorado en cientos de miles de millones de dólares, está claro que los vehículos eléctricos han llegado para quedarse, y Dylan ha puesto sus ojos en su próximo gran reto: arreglar el maltrecho gobierno municipal de San Francisco. Los problemas parecen insalvables, pero la alternativa de quedarnos de brazos cruzados mientras caminamos sonámbulos hacia el desmoronamiento de nuestro tejido social es inaceptable. Es hora de dejar a un lado la ideología, centrarnos en los resultados que queremos y poner manos a la obra.
“Creo que podemos resolver los graves problemas a los que se enfrenta San Francisco empleando estrategias innovadoras de resolución de problemas y mediante una creatividad audaz y una determinación feroz”